
Pues bien, una niña tenia para el una sencilla muestra de amabilidad.
Dos veces al día, al ir y volver de la escuela, le regalaba su sonrisa dulcemente.
Sus amigas comenzaron a reprocharle: -¿Por que le sonríes a ese señor?
Pero poco a poco se efectuó un milagro: el anciano esperaba con ansia a que la pequeña y su sonrisa pasaran por enfrente de su casa.
Pasaron los años. Y un día ya no se vio al anciano en su ventana.A los pocos días un abogado llamo a la niña y le dijo: - El señor, que saludabas todos los días murió hace cuatro días...He aquí su testamento: "Dejo todo lo que tengo a la niña que traía un rayo de sol a mi vida con su dulce sonrisa".
Ella había dado su sonrisa que era todo lo que tenia, y había sido suficiente para aquel señor solo.
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